Reflexiones bajo la luna

Los sentimientos, rara vez son controlados por nosotros aunque intentemos hacerlo.
Por mi parte, reconozco que ellos me controlan con bastante frecuencia y facilidad. Ya sea el amor o la ira hacen estragos en mi persona.
Cuando quiero, quiero sin medida, cuando me enojo (saben mis seres queridos) lo hago, casi sin control. Amo con tal locura, con tal pasión, que os aseguro parece que se me quema la piel. Y cuando me enojo olvido quien soy. Pero cuando me lastiman. Olvido que alguna vez amé.
Veamos,la persona que te lastima, que te olvida, que te arranca de su vida. Es (supongo yo) que no te quiere junto a él/ ella… ¿entonces por que se sorprenden cuando te muestras fría e indiferente ante su persona y/o cosas? No los entiendo. Si les deciís “te quiero” se molestan y si no les hablas también lo hace.
La verdad, a veces me es tan fácil dejar de sentir amor (¿será que nunca lo sentí?) y otras cuesta tanto, que es casi asfixiante pensar en no ver o escuchar a quien se ama.

Entre minutos interminables
Y horas eternas…aguardo
Un saludo, una sonrisa, oír su voz
O solo su presencia

Entre días que no transcurren y ese sol que no se apaga…aguardo.
Que su timidez asome
Y que mi mano por fin tome
Que un silencio lastima.
Si no es su voz, la que salude

Aguardo…entre silencios
Ensordecedores y palabras que no alivian
Y ocupamos el espejo
Que une su mundo con el mío.
Cristales que son cómplices
De lo que guardo en mi puño
De lo que esconde mi sonrisa
De lo que guarda mi corazón.

Y monto ese viento; que sé
Puede transportarme hacia él.
Aguardo…
Un juego interminable
De un –“Hola”… “te encontré”
Palabras que llevan presuroso sentido
A un Ángel nocturno
Y un día más…aguardo.

Se acercó a ella, la miró, le sonrió…le devolvió el sol.
Y lo miraba, y lo veía.
Y él ahí se quedaba, solo de pie, junto a ella
Simplemente acompañándola.
Descifrando en su mirada
respuestas a preguntas que nadie más había realizado
salvo él.
Y lo miraba y reía
Porque era él…solo él
La dulzura, la ternura, la timidez, la sensatez
Todo en él.
Todo de pie junto a ella.
Como en un cuento,
una ilusión que desaparecería
por las noches al dar las dos.
Ya no jugaría, no hablaría
Solo se marcharía
Y ni su sombra
De pie junto a ella quedaría.
Se quedó y espero
¡Quien sabe! Talvez regresaría
Cuando se marchara el sol.
Tal vez solo fue un rayo de luna
Como sea, bastaba con esperar

Encontró ella,
en el camino de su soledad
alguien con quien charlar.
Y le preguntó.
- dime niño ¿sabes cómo amar?
No responde.
Sigue su camino,
No hay nadie en ésta ciudad
salvo ella y el niño que no quiere hablar
lo ve crecer.
Ya es un hombre bien lo sabe.
Nuevamente le pregunta
-¿dime tú, de quien te has de enamorar?
Sigue sin responder
Y entonces así sin más,
Cambia ante sus ojos, lo ve madurar
Sonríe
Es que ya no esta sola
En el camino de su soledad.
Se detiene…llora.
Es que acaba de comprender,
que él con ella no se quedara.

Hoy es uno de esos días en donde desearía ser pequeña, invisible.
Hoy desearía ser gota de agua, y dejarme llevar junto con las demás… y al caer en una suave llovizna y apagar así el fuego de mi alma. Llegar a lugares inhóspitos… como puede ser tu corazón…si dejas de soñar de seguro dejarás de respirar.
Espera que llegue, junto con la próxima llovizna y apagar así el fuego asfixiante de tu alma.

Te amo